Los que roban libros y regalan palabras comentan «El beso de la sirena de Andrea Camilleri»
“No todos los escritores tienen una historia que contar. Andrea Camilleri, sí”. Estas palabras dedicadas por el suplemento Babelia del periódico El País a este escritor italiano resumen lo que fue la reunión del pasado día 30 de noviembre del club de lectura Los que roban libros y regalan palabras. Sus integrantes nos reunimos en torno a la lectura de El beso de la sirena, una fábula que, a pesar de ser sucinta y concreta, dio mucho que hablar entre los asistentes. Y fue ese detalle, el de la brevedad de esta novela o relato, una de las primeras ideas que comenzaron a rodar por la mesa del debate. La sensación de algunos lectores, “extraña”, al afrontar la lectura de un libro que se definió como unas pinceladas o esbozos de lo que podría haber sido una historia o novela más profunda y desarrollada se contraponía con la opinión de quien considera que el libro cuenta lo que el autor ha querido contar. No a la ligera, como también se lanzó durante el encuentro, sino meditadamente para hacer pensar al lector. “Camilleri lanza la bola y el resto es producto de nuestra imaginación”, apuntaba una de las lectoras.
Los personajes del libro tan bien trazados, como la alcahueta Pina o la bisabuela de la sirena Minica, así como la utilización de un lenguaje “bonito de puro sencillo” fueron algunos de los aspectos más destacados de la lectura de El Beso de la Sirena que alguno se atrevió a comparar con El Hereje de Miguel Delibes. Dos historias diferentes pero que convergen, como se planteó durante el encuentro, en las descripciones que se hacen del mundo del campo. “El Delibes italiano” se llegó a definir a Camilleri. También caló entre sus lectores la bonita relación que se teje entre los protagonistas. Gnazio y Maruzza, la tierra y el mar que todos llevamos dentro, como un claro ejemplo de que en las relaciones nada es imposible si se basa en el respeto y la comprensión del prójimo. Todos coincidieron en la entrega de Gnazio las peculiaridades o exigencias de la sirena, sin pedir explicaciones. Solicitando las mujeres del grupo un hombre como el campesino.
Mucho juego dio la historia en sí del libro, ya que su toque fantástico y de fabula ofreció un margen muy amplio para interpretar los acontecimientos que en él se suceden. Cumpliendo el libro su misión de ventana que se abre y a la que se asoma cada lector con una percepción de la realidad distinta, sobre todo en una historia en la que, a diferencia del resto de la bibliografía de Camilleri, se dejan tantos cabos sueltos. ¿Será por su trayectoria como autor de novela negra o policiaca en la que el autor tiene que tejer y destejer él los hilos para su desenlace lo que lo ha llevado a cambiar radicalmente de registro y dejar esta labor en manos del lector? Esta fue otra de las cuestiones planteadas en una reunión que, como está pasando últimamente, desembocó en la influencia que la religión tiene en el sentido que toma la vida de cada ser humano.
Pero no sólo en la religión, al final el debate desembocó en lo mal y agorera que están la tele o los medios de comunicación, en general, últimamente, en la influencia de los mercados o los tejemanejes de Urdangarín. Poniendo la lectura como remedio para todos estos malos y los clubes de lectura como la solución para hacernos ver que no estamos solos en medio de esta jungla despiadada y en los que poder poner en común todas estas preocupaciones o divagaciones que nos invaden. Apostando por la palabra, ya que, como indica la Biblia en el principio fue el verbo.
El club se despidió hasta el día 18 de enero cuando se comente El Lector de Bernhard Schlink. En diciembre no hay reunión, pero sí varias citas culturales, como un encuentro provincial de los clubes de lectura, una reunión de los clubes locales en el marco de la feria del libro y hasta una propuesta de ir al cine para los integrantes de Los que roban libros y regalan palabras.
Feliz Navidad.
Comentarios
Y ante semejante resumen de la velada, ¿qué puedo poner en "el gran libro" que no se haya dicho ya? Si ya estaba inquieta ante semejante honor, ahora me he quedado sin palabras (jajaja).
Saludos,
Ascen
Charo.