Comentario al libro "En un lugar del Atlántico" por Curro Ruiz-Cabello, integrante del club "Ladrones de libros"
Hoy en la mañana, tras un fuerte aguacero, hace un sol primaveral cargado de vida y energía y ayuda a que me reconcilie con el lugar y comience a escribir:
Voy a situaros, he dejado pasar los días, con breves notas, anotando alguna idea, sabiendo que antes de la reunión me encontraría entre el faro de Trafalgar y la costa africana, ambos a la vista y con el ánimo conectado a las rocas que todos los años cobran el peaje de dolor, vida y muerte a los ilegales soñadores ( si es que podemos llamar ilegal a una persona). Así, sentado sobre el roquero, ante mi el estrecho y la arena de la playa, con esqueletos de madera, restos de pateras que una vez cumplieron su misión y que este verano animarán algún fuego al amanecer/aterdecer de algunos búhos veraneantes. Y es desde aquí que percibo y me conecto con toda fuerza de alegría y sobre todo dolor y tristeza al realizar la crónica de la reunión y del libro.
A buena hora y con buena participación, Ana nos presenta el libro de actas y cede el turno a Almudena para la lectura, momento que aprovechamos para decidir que cada miembro será el lector de su acta.
En un respetuoso silencio, con una escucha activa que culmina con un aplauso que, como orgullosos ladrones nos hizo conscientes del nacimiento registral del grupo. Introducimos el tema del libro desde la vivencia, la óptica del emigrante, compartiendo toda la dolencia de la narración y con discrepancias en la forma, el lenguaje y el fondo de la autora. Así, las repetidas y excesivas referencias al lenguaje futbolero que provocaba desinterés y la superficialidad descriptiva tanto del lugar ( Senegal) como de los personajes.
La impresión de “falta de madurez” de la escritora (joven aún) y la simplificación del mito del “paraíso comunitario”, del éxito seguro que viven con el negocio de las mafias, los elevados % de fracaso que viven antes, durante y tras la travesía sea el medio que sea el que utilicen.
De forma imperceptible, casi sin transición, comenzaron a surgir valores de la lectura. Primero los más obvios, como que la solución comienza en sus propias culturas, en sus propios pueblos, que aunque necesiten algún empujoncito es en la valoración del árbol familiar y sus raíces donde deben producirse las transformaciones y no enfrentándose a la soledad y al aislamiento por un hipotético sueldo en Europa o en cualquier país del mal llamado primer mundo.
Hicimos hincapié en el parto natural bajo el gran árbol y las diferencias con nuestros valores y necesidades. También nos referimos a como al principio los que llegan viven a gran velocidad el alto interés de lo que les rodea, en personas y cosas hasta descubrir la soledad en la que vivimos en nuestras grandes urbes, donde llega a suceder que sólo tu cerradura lleva cierto conocimiento de quién eres, dónde estás y qué necesitas...
Voy a cerrar con un recuerdo de la llegada de Eto,o, el futbolista, al Barcelona que contestaba al periodista y que hizo pensar y sonreír al tiempo:
“He venido a correr como un negro para vivir como un blanco” ( los que viven añadí por dentro)
P.D: Fijamos el cambio de horario para el verano los lunes a las 18.30 h.
Curro.
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