El club “Manantial” comenta “Brooklyn Follies” de Paul Auster
¿Qué
hemos aprendido tras la lectura de este libro? Más allá de que hayamos
disfrutado o no con la lectura de un libro, casi siempre nos quedamos con algo
¿no?
Los
lectores del club “Manantial” tenían muchas respuestas.
-
Lo
cotidiano es muy importante.
-
Contar
historias ¡Qué hermosura! Vivir para contar historias
-
Hay
que sacar tiempo para escuchar a los
demás.
-
Nos
vamos conociendo a través de los otros.
-
Mientras
estamos aquí, estamos viviendo y hay que disfrutar de cada momento.
-
La
mejor forma de pasar el tiempo es ayudar a otros
Paul
Auster va encadenando historias grandes y pequeñas sobre los pilares de algunos
personajes de peso como: Nathan, Tom, Harry, Lucy y otros de menos peso, pero
no de menor importancia que van apareciendo a lo largo de los distintos
capítulos.
La
novela ha gustado y se deja leer engatusando al lector con capítulos cortos que
saben a poco y acaban con una incógnita. La maestría del autor a quien todos
hemos identificado con Nathan, no ha dejado lugar a dudas.
Aquellos
que no habían leído aún a Auster han quedado sorprendidos, esperaban encontrar
a un intelectual y han encontrado a un cuentero, un cazador de historias
dispuesto a contarlas hipnotizando al público.
Por
supuesto que también hubo crítica- de otra forma no sería concebible un club de
lectura- y algunos le acusaron de ser demasiado previsible, de usar algunos
personajes estereotipados y de introducir determinadas historias con calzador
en el hilo de la trama.
Pero
por encima de ello, estaba el personaje de Nathan, el narrador, que nos cautivó
a todos. Un hombre que, según empieza la novela, se va a morir a Brooklyn, pero
que en realidad se va a vivir porque ha sido buen conocedor de lo efímero de la
felicidad. Comentaba un integrante del grupo a propósito de Nathan: - Cuando
empecé a leer el libro, pensé: qué tío más duro es este Nathan, pero luego me
di cuenta de su sensibilidad para ayudar a los demás, hasta convertirse en el
benefactor y patriarca de la familia.
-No
pueden pasar tantas cosas en tan poco tiempo- decía la lectora más joven del
grupo.
-
Cuando eres mayor, cada día es una novela- le contestaba el lector mayor.
Esta
reunión ha sido especial, por ser la última del curso, el grupo estaba un poco
más inquieto que en otras ocasiones, la historia que nos regaló Isabel en el
cuaderno viajero nos serenó.
Al
final hubo fotos con olor a fruta y verdura fresca, entrega de lista de libros
que leeremos en la próxima etapa del club, tras el verano, y por supuesto cervecita compartida en un bar
cercano a la biblioteca y deseos de volvernos a encontrar pronto.
Muchas
gracias. ¡Feliz verano a todos!
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