El club “Manantial” comenta “Un largo sueño en Tánger” de Antonio Lozano
Zoco chico |
“Me acomodé y dejé menguar mi idea de la
felicidad, la adapté a lo irremediable, a la cotidianidad”
Comenzamos
la lectura de este libro con la idea de que viajaríamos imaginariamente a la
ciudad de Tánger del Marruecos colonial, pero el verdadero viaje narrado
en esta novela es el viaje interior de
Isabel, una mujer, que debido a un accidente se encuentra en coma, y aunque no
puede hablar, escucha todo lo que dicen los que van al hospital a visitarla.
Un libro
reflexivo acerca la sumisión de algunas mujeres casada durante la época franquis,
“lo aguantas por eso y por algo más. Algo
mucho más sencillo: porque no te queda más remedio. El divorcio no existía y,
de todas maneras, no entraba en nuestras cabezas”.
Comentaba
una lectora que le había gustado mucho el personaje de Cristina, la
hija de Isabel, una mujer, que al pertenecer a otra generación, defiende otros
valores, pero el personaje femenino que realmente cautiva al lector, más allá
de la propia protagonista, es Amina, la fiel sirvienta marroquí que cada día la
visita y lo que es más importante, le habla.
Amina es
la única que mantiene a Isabel al nivel de la dignidad de un ser vivo con
inteligencia y emociones, mientras que los demás piensan que no oye y que va a
morir, llegando incluso a repartirse su herencia, como es el caso de Jane, su
nuera inglesa, Amina la trata con normalidad y le cuenta las pequeñeces del día
a día y le trae las pequeñas historias y chismes familiares.
Amina es
también el personaje que pone el foco de atención sobre la desigualdad social
entre la población marroquí y la española, criados o “servidores sin alma”,
unos, y amos los otros. También da este
contrapunto Jimo, la mujer del taxista que muere en el mismo accidente que deja
en coma a Isabel. Pero entre Jimo y Amina existe una diferencia, mientras que
una es una simple criada, la otra es una mujer que ha estudiado y trabaja.
Mientras
Isabel permanece en coma descubre secretos de los demás (su familia, sus
amigas, su amor platónico) ya que todos
hablan pensando que ella no puede escucharlos, empieza a conocerlos mejor, pero
sobre todo empieza a conocerse a ella misma “Estoy
aprendiendo más en estos días de silencio que en años de mi vida. Más exactamente:
estoy aprendiendo a base de desaprender.” Como ella misma dice, las grandes
verdades de su vida comienzan a hacer agua, una vida llena de miedo a Alberto,
su marido.
Aprovechamos
los conocimientos de Beli, la enfermera del club, para preguntarle acerca de
enfermos en coma, ella es de la opinión de que efectivamente hay que hablarles,
afloran entre los miembros de la reunión experiencias emotivas.
Coincidimos
en que la novela, sin ser una gran obra maestra, consigue enganchar bastante
por la trama, discutimos acerca del final si lo esperábamos, si nos gustó o no.
Hay
quien piensa que el final no es para nada creíble, no porque Isabel despertase
del coma sino porque se marcha a vivir con Jimo, cuando deja plantado a su
marido.
Comentamos
que tal vez esto podría interpretarse como un intento del autor por romper
barreras entre las dos cultura y porque Isabel ya se ha desprendido de sus
prejuicios respecto a la población marroquí. De cualquier forma, entendemos que
hay algunas historias sueltas o al menos poco explicadas, como la reunión de
Paco, el enamorado de Isabel y Alberto, su marido, justo el día después de que
este descubriese que ambos estaban enamorados.
En fin,
un libro que nos ha hecho reflexionar ante la evolución de la protagonista y que nos
ha acercado a la realidad histórico-social de la época del protectorado en
Marruecos y de la situación de los españoles que decidieron quedarse a vivir
allí tras la independencia.
La
próxima cita, el 14 de marzo para comentar Si el corazón pensara de Antonio
Rodríguez Almodóvar.
Carmen Gómez (Coordinadora)
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