El club de lectura Zenobia comenta “La rubia de ojos negros” de Benjamín Black




Cuando era joven, hará un par de milenios, creía saber lo que hacía”

Al inicio de la reunión, mientras esperábamos que se completase el grupo, el detective Marlowe,  desde  una pantalla en blanco y negro  y con la cara de Humphrey Bogart, captaba la atención de los miembros del club de lectura Zenobia que iban llegando. La escena que estuvimos visionando se representada en un invernadero que podría ser perfectamente el de  la mansión de la señora Cavendish, en donde Marlowe tuvo su segundo encuentro con Clare, la rubia de ojos negros.

“El invernadero era una sofisticada construcción de vidrio curvado y estructura de acero, unida a la parte trasera de la casa como una monstruosa ventosa que se elevaba dos o tres alturas.  En su interior, inmensas palmeras apretaban sus pesadas hojas contra el cristal, como si desearan escapar.”

Una vez que llegaron todos, preparadas las tazas de la merienda que acompañaron a la exquisita tarta de queso,  que había cocinado Aurora, iniciamos la reunión comentando a rasgos generales una novela que habíamos leído todos con bastante facilidad. Si bien la mayoría del grupo confesó que la novela negra no estaba entre sus preferencias, algunos confesaron haber disfrutado mucho leyéndola, mientras que otros fueron más críticos. Entre otras cosas, se le achacó  que al autor se le había notado mucho que era un encargo y que la historia parecía un poco postiza – se nota que la historia no ha salido de sus tripas- dijo alguien.
También se echó en falta que los personajes no hubiesen sido suficientemente trabajados en cuanto a profundidad psicológica, - estos personajes no me han dejado huella- comentó otra persona del club.
Entre los pocos lectores que se confesaron amantes del género se argumentó la simpleza de la trama frente a las elaboradas e intrincadas tramas de las actuales novelas de intrigas.
Bajo el punto de vista de la coordinadora, el club está muy acostumbrado a debatir sobre historias más profundas, personajes de acusado perfil psicológico y situaciones que pueden extrapolarse en mayor o menor medida a nuestra realidad, pero en esta novela no se trata de eso, en La rubia de ojos negros hay que situarse en otro nivel y dejarse llevar por el lenguaje, los chispeantes diálogos,  disfrutar de la estética de la obra y paladear los párrafos geniales de brillantes metáforas, adjetivos certeros y símiles que nos hacen visualizar la obra como una vieja película en blanco y negro.
Si los personajes fueran psicológicamente profundos y la trama intrincada, si se recogieran valores existenciales, entonces no sería como las novelas de Chandler y hubiese sido un encargo fallido.
La novela repite clichés de las primeras novelas negras, todos pudimos reconocer algunos:
-         El detective fue anteriormente policía.
-         Conserva amigos en la policía que lo ayudan, pero él siempre va por delante de ellos en las investigaciones.
-         El protagonista bebe y fuma mucho.
-         El investigador se enamora de la chica.
-         La chica es una femme fatal.
-         Existe un código ético personal que prevalece sobre el establecido.
También coincidimos todos en que uno de los puntos fuertes de la novela es la ambientación: la descripción de los espacios tanto el club como las casas, incluyendo la del propio Marlowe, la importancia de los objetos (la lámpara, el coche, el teléfono, la pitillera) y por supuesto las exhaustivas descripciones de las vestimentas de todos los que van apareciendo contribuyen a crear un ambiente que nos envuelve y nos obliga a meternos en la situación.

Terminamos la reunión con la entrega del próximo libro a leer y la lectura del inicio del mismo.
La próxima reunión  tendrá lugar el 19 de diciembre a las 17.30 para comentar La caja negra de Amos Oz.


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