El club Manantial comenta La habitación de Nona de Cristina Fernández Cubas
“La niña miraba el cuadro y se veía a sí misma dentro. Como un espejo”
Nos enfrentamos en esta fría tarde de la primera
reunión de este año a un libro que
ofrece seis inquietantes relatos, la
frase que introduce este texto pertenece al
cuento titulado Interno con figura
que hace alusión al cuadro pintado por
Adriano Cecioni en 1868. En este
relato la autora-narradora se encuentra admirando el cuadro en un museo, cuando
unos escolares, acompañados de su profesora, se paran delante de la pintura y
comentan en voz alta sus impresiones acerca de lo que le sucede a la niña que
aparece en el mismo. Cada mirada da una interpretación diferente, pero una niña
cuenta algo perturbador: La niña del
cuadro está escondida porque huye de sus padres que quieren matarla.
Al igual que en este relato, la profesora pide a
los alumnos que interpreten el cuadro, en la reunión de esta tarde la
coordinadora pide a cada miembro del club que exponga las interpretaciones de
cada uno de los relatos, porque realmente es un libro que se presta mucho a que
la perspectivas y las miradas de cada uno arrojen luz sobre estas historias.
Así comenzamos con La habitación de Nona, el relato más extenso y que, por cierto,
podría ser ilustrado con el cuadro de Cecione que aparece en la portada de esta edición. Un relato que da
mucho juego y en el que todos los asistentes aportaron su granito de arena
hablando de: celos, envidias, enfermedades mentales, amigos invisibles,
desdoble de personalidad y experiencias personales de la niñez.
En Hablar con viejas, encontramos el tono
de los cuentos que contaban a los niños antaño, como cuando Hansel y Gretel son
engañados por la bruja que los lleva a una casita de chocolate para luego
encerrarlos en una jaula. - Tal vez sea el cuento que me ha producido más miedo, porque la mente puede llegar a imaginar cosas
terribles acerca de estos seres extraños que secuestran personas y las torturan
lentamente- comentaba María Elena.
El final de Barbro, es un relato que dio mucho de sí en la reunión. Está escrito desde la perspectiva de unas hijas que se sienten
desposeídas de un padre quien tras muchos años de viudedad, haberlas criado y
esperar que tuviesen sus trabajos, decide emprender una relación amorosa. Superficialmente la madrastra parece odiosa,
luego fuimos observando matices, escuchamos la valiosa visión masculina de
Curro con toda su experiencia vital y se llegaron a otras conclusiones muy
diferentes a las inicialmente adoptadas.
La nueva vida fue comentado de manera emotiva por Isabel, en este
relato la narradora se aloja en un hotel de Madrid y al salir del mismo da un
salto en el tiempo que la transporta a su juventud, Isabel también nos confiesa
que a ella también le gustaría poder dar ese salto. Es un relato en el que nos
invade la ternura y la nostalgia. – Buscó
un punto de apoyo para no caer. Él estaba allí. Alto, delgado… Tan joven como
en la época en la que se conocieron-
El libro termina con un relato de pérdida de
inocencia, tal vez de iniciación, de dos
adolescentes que pasan las vacaciones con su tío Tristán quién les da a conocer
las historias de la tribu de los Wasi-Wano.
Todos coincidimos en que estas historias de
Cristina Fernández Cubas, que hemos compartido, están pobladas de seres
singulares, de un cierto aire misterioso y que nos ofrecen la posibilidad de
situarnos en distintos puntos de vista.
Cómo hicieron los niños delante
del cuadro, así nosotros nos hemos colocado ante estos relatos, resultando
sumamente curiosa y enriquecedora la posibilidad de compartir todas las
opiniones y conclusiones.
El próximo libro a comentar en el club: Charlotte
de David Foenkinos. La reunión el 13 de febrero.
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