Club Del Bocadillo, Sentient
Club Del Bocadillo, Sentient
Gabriel Walta & Jeff Lemire
Viñeta 02/
Reunión del 27 de mayo de 2024
Los personajes/
Antonio Alcántara, Valme Anta, Beatriz Artola, Carlos Carrillo, Marisa March, Jaime Mayol, Daniel López, Ernesto Lovera, Carmen Prado, Alberto Rey, Esther Salguero.
Sinopsis/
Con Sentient hemos despedido la primera temporada del Club del Bocadillo. La historia de este cómic se reparte a lo largo de seis capítulos, y es una suerte de El señor de las moscas de Golding ambientado en una nave espacial rumbo a una colonia lejos de un extenuado planeta Tierra. A bordo de la misma, un grupo de niños queda bajo los cuidados de una madre robótica, encarnada por una IA (Inteligencia Artificial) llamada Valarie, debido a que los adultos que iban al mando de la U.S.S. Montgomery, por un revés del destino, son puestos fuera de juego a manos de los separatistas –un supuesto grupo terrorista que quiere truncar los planes del gobierno de la Tierra en las colonias–.
Antes este panorama, a los niños no les queda otra que madurar de golpe. Mientras toman conciencia de la pérdida de sus respectivos progenitores, Valarie intenta suplir ese hueco que han dejado, y pasa a ser la madre virtual de todos ellos. Lilly (Lil) queda al frente del control de la nave, por el simple hecho de ser la mayor de todos ellos. Su carácter rebelde y poco dado a acatar normas, hace que durante el viaje de la U.S.S. Montgomery, se metan en algún que otro problema hasta que finalmente llegan a la colonia de destino, como por ejemplo el encuentro con un grupo de separatistas que los abordan desde la U.S.S. Gibraltar. En este momento hace aparición otra IA, Victor, que trata de tomar el control de la U.S.S. Montgomery, poniendo a todos los niños de la nave en un serio aprieto.
Todo esto podemos decir que es una breve sinopsis de lo que ocurre en Sentient. Si nos fijamos en el apartado gráfico, el dibujo de Walta y el tratamiento del color dan un aspecto general a la historia de cierta rusticidad en las imágenes. Muchos integrantes del club apuntaban este hecho, ya que el futuro, que en muchas ocasiones lo planteamos como un escenario pulcro, nítido, de contornos limpios y de superficies cromadas, en este caso es todo lo contrario. Ello hace que en parte, cuando se lee Sentient, se esté más pendiente de la historia y que uno no divague ni se pierda en un dibujo excesivamente realista y con muchos detalles. También, en relación a la construcción y desarrollo de los personajes, a muchos nos llegaba a causar extrañeza el comportamiento «tan humano» que llega a presentar Valarie (recordemos que es la IA que está al cargo de la nave), muy al principio del cómic, y que sigue desarrollando en su papel de madre coraje más adelante, conforme se desarrolla la trama. Otro aspecto que estuvimos analizando fue el del tratamiento de la violencia en algunas partes, algo que algunos miembros del club veían como prescindible, mientras que otros no lo sintieron así. De todas maneras, se abrieron muchos debates interesantes, el primero por supuesto debido al auge actual de la IA en nuestro día a día, y si se podría dar el escenario futuro en el que este tipo de tecnología se equiparase en pensamiento y modo de actuar con los humanos. Se mencionaron muchos de los androides «malos» (una especie de «gólems evolucionados») que pueblan nuestro cine y literatura, desde la sensual y misteriosa Rachel de Blade Runner (Ridley Scott, 1982) y los replicantes (sacados de la novela de Phillip K. Dick, ¿Sueñan los androides con ovejas mecánicas?), los modelos T-800 desarrollados por Skynet en Terminator (James Cameron, 1984), el ladino Hal-9000 de 2001: una odisea en el espacio (Stanley Kubrick, 1968), el casquivano Bender de Futurama (Matt Groening, 1999), la Gladia Delmarre (o Solaria) de las novelas de Asimov, y muchos más. Pero también hay androides e inteligencias «buenas», o al menos más amables, como es el caso de Andrew (NDR) en El hombre bicentenario, también de Asimov. Al final, no nos quedó del todo claro (y creo que eso es más un acierto que un error), si Valarie no estaba siendo una «madre sobreprotectora», con una única finalidad: salvarse ella a costa de los niños.
Hemos terminado la última sesión del club con buena sensación. La selección de títulos de esta primera temporada ha gustado, y desde luego ha sido ecléctica; comenzamos con María Medem (Por culpa de una flor), continuamos con El Irra (Palos de ciego), seguimos con Ilu Ros (Cosas nuestras), y como colófón la obra de Lemire y Walta (Sentient).
En septiembre, más y mejor.
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