Reunión del club de lectura “Manantial”, Dos Hermanas 11 de junio de 2013
Coordinadora: M. Carmen Gómez Valera
“- ¿Qué llevaba dentro? ¿Qué
llevaba debajo de la piel? ¿Cuáles eran los secretos, los que una mujer
recuerda no con la cabeza, sino con la carne? Todo eso no lo sabe nadie.”
Judit era portadora de secretos, de alguno de ellos nos hizo depositarios el autor y así supimos que su
grito nocturno procedía de un dolor causado por la pérdida de una hija a la que
nunca más volvió a ver, pero otros quedaron sin ser averiguados ni siquiera por
los que leíamos con avidez el libro hasta el final para averiguar cual de los
tres hombres era el padre de Zeide.
En esta ocasión nos hemos
encontrado con una prosa diferente, hermosa y capaz de despertar las emociones
del lector con un lenguaje sencillo y a la vez poético cargado de imágenes y
metáforas.
A través de Zeide, el hijo de
Judit, protagonista y narrador, se nos va desgranando la historia de su madre:
Judit, en un ir y venir del pasado al
presente.
La novela aborda temas
universales como son: La muerte, la nostalgia y el tiempo en un goteo
permanente que va calando muy hondo
desde la primera a la última página.
“Todos tenemos nuestros propios métodos para aplacar nuestras
nostalgias y agudizar el recuerdo, y cada uno, a su manera, lo intenta y
fracasa”
Comentábamos en la reunión que
esa peculiar manera de narrar aparentemente sencilla es típica de las fábulas
orientales, al igual que la incorporación de poemas, dichos y leyendas en los textos y al tratamiento tan
peculiar que se hace de sentimientos, emociones y sensaciones como si fueran
personajes invitados:
n
El sueño viene a veces acompañado de sus tres
hermanos: Sí, Si no y Supongamos que bailen y nos mantienen insomnes.
n
El ángel de la Muerte tiene un lapicero y un cuaderno en donde
apunta todo.
n
La verdad y la mentira son buenas vecinas que se
prestan cosas.
n
El destino va de la mano de la casualidad y de
la suerte.
Algo parecido sucede con el
tratamiento que se hace en el libro de los animales, de las plantas y de los
objetos cotidianos que armonizan y forman parte de la trama colaborando a crear
un clima de simbolismo y una aureola mágica que a algunos a hecho recordar a
García Márquez.
Y hablando de símbolos, quedaron
expuestas diversas teorías sobre lo que simbolizaba la trenza de Moisés y
puestos a indagar también surgieron
varias hipótesis sobre el significado de la vaca Raquel, de los cuervos y hasta
del enorme eucalipto que fue talado.
Los personajes masculinos también
fueron examinados, las comparaciones entre Jacob y Moisés fueron inevitables y
la pregunta ¿Porqué creéis que Judit eligió a Moisés? Contestada y debatida.
Los secundarios tampoco pasaron
desapercibidos, especial atención a albino y al italiano fugado del campo de
concentración.
La comida, su textura, ingredientes
y aromas muy presente también con los guisos de Jacob aportando sensualidad a la obra, también
estuvo, una vez más en nuestro club ,con
el aún calentito bizcocho de Ana, recién salido del horno, que mezclado con el
olor de los libros da la nota de fragancia
característica de nuestros clubes de lectura.
Aportaba Valme un dato
interesante respecto al título del libro y es que si bien no es la traducción
literal, sí procede de un párrafo de la Biblia, concretamente del libro de Jacob.
Tras la lectura del acertado
comentario de Carmeli en el cuaderno viajero, el grupo se despidió hasta
septiembre deseándonos un feliz verano.
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