Reunión Club de Francés
"Las tres edades de la mujer". Gustav Klimt |
LA GRAND-MÈRE DE JADE
de FRÉDÉRIQUE DEGUELT
El
viernes 18 de octubre iniciamos la nueva temporada del Club de Lectura de
francés con la novela LA GRAND-MÈRE DE JADE de Frédérique Deguelt. Después del
parón veraniego, el grupo se ha ido remodelando con la baja de algunas personas
y la incorporación de otras, manteniendo un nivel de participación y entusiasmo
inmejorables.
Después
de dar la bienvenida a todos los participantes, iniciamos la reunión con la
lectura del Cuaderno de Viaje. Con su espléndido comentario, Marie Josèphe nos
llevó a recorrer los mundos pictóricos de Gustav Klimt con su obra titulada Las
tres edades de la mujer, un guiño de la autora que nos permite hacer una
interpretación muy acertada del libro.
La novela se abre con una cita de Maguerite
Duras que dice:
“La escritura llega como el
viento, está desnuda, es tinta, es lo escrito, y pasa como nada pasa en la
vida, nada excepto eso, la propia vida”.
Con
estas palabras se inicia una historia de amor y admiración entre una nieta y su
abuela con unos nexos comunes la lectura, la escritura y la propia vida. La lectura como independencia, como vehículo de
libertad, como una segunda vida paralela que de ningún modo se quiere dejar una
vez iniciada.
Jade,
una parisina de 30 años, periodista y escritora, rescata a su abuela Jeanne de
una residencia de la tercera edad, donde va a ser internada por sus propias
hijas. Las dos mujeres con sus similitudes y sus diferencias emprenden una vida
en común ayudándose entre sí. Jade descubre una faceta de Mamoune (nombre
cariñoso que le da a su abuela) que desconocía: Jeanne aparte de ser ama de
casa y madre abnegada, es una apasionada lectora de literatura. Le cuenta cómo
los libros han influido en su propia vida y dice: “Lo he vivido todo, tengo mil
años y eso se lo debo a los libros”.
El
amor, la vejez, el duelo, la juventud, la maternidad, el sexo, la sociedad
contemporánea, el periodismo son otros de los muchos temas que aparecen en este
libro. Se tocaron uno a uno, estableciéndose un verdadero diálogo entre los
participantes. Una lectora dice que Mamoune, al principio del libro, se
encuentra atrapada en su papel de madre,
sus hijas y hasta su nieta no consideran sus múltiples facetas personales, solo
se interesan a la que les concierne. “Las hijas de Mamoune no quieren ser
madres de su propia madre”, “Es poco creíble que una mujer que apenas sabe leer
en su juventud sea capaz, al final de su vida, de hacer de crítica literaria”,
dice otra. El libro está lleno de bellas reflexiones que alguna vez nos hemos
hecho a lo largo de nuestra vida, lo que lo hace creíble. Sin embargo, el
tratamiento que hace la autora del amor (la mayoría coinciden) parece demasiado
idealizado. Esa historia amable que parece un cuento de hadas, gracias a un
final imprevisible y hasta sorprendente, nos acerca a una realidad más cruda y
verosímil. Se habló largamente del cuidado de los ancianos y de las costumbres
que imperan actualmente en Francia al respecto, del sexo entre las personas
mayores, del duelo, del ritmo de vida de la sociedad occidental y de la
incorporación de la mujer al trabajo.
Finalmente,
esta novela con una estructura original (alternancia de la tercera y de la
primera persona) y un estilo sencillo, sin dejar de ser profundo, nos ha dejado
un regusto en el paladar por su visión positiva de la vida cuando se llega a la
madurez y todavía quedan caminos por recorrer.
La
próxima reunión tendrá lugar el 15 de noviembre con “Le diable au corps” de
Raymond Radiguet.
Mercedes Ruiz Ríos
(coordinadora del Club de Lectura en francés).
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