El Club de Francés
L’AMANT DE LA CHINE DU NORD de Marguerite Duras
El pasado viernes 21 de marzo
nos reunimos los componentes del Club de Lectura en francés para comentar L’amant de la Chine du Nord de
Marguerite Duras. Unas semanas antes, envié por mail a todos los participantes
de este club unas escenas de la película L’Amant
de J. J. Annaud, una adaptación del libro con el mismo nombre de M. Duras, con
la clara intención de que visualizarán los exteriores y que se impregnaran del
ritmo de la película.
Antes de empezar quise hacer
algunas aclaraciones sobre la corriente literaria llamada Le Nouveau Roman, en
la cual se podría emplazar esta novela y que rompe con las características de
la novela tradicional. De forma innovadora, esta obra se construye con
numerosos diálogos, una ausencia casi total de acontecimientos y de narración.
Con un discurso caótico, entrecortado y casi infantil, la autora escribe una
novela a modo de guión cinematográfico, especificando los movimientos de cámara
y zooms de las escenas, convirtiendo la lectura en una experiencia
esencialmente visual. En principio, el lector lo percibe con cierta dificultad
(y esta vez no ha sido una excepción), pero esta particularidad es ideal para
crear ambigüedades en las relaciones humanas de los personajes.
Dicho esto, nos adentramos en
el universo sombrío y ambiguo de Duras, sin que la propia autora nos
especifique en cada momento quien nos habla, si la narradora (La niña) o la
propia autora. Descubrimos poco a poco que se trata de la misma persona en dos
épocas distintas. Esta ambigüedad marcada por el yo autobiográfico y la tercera
persona del singular en estilo indirecto, exige de un lector activo, que no
sabe las motivaciones reales de los personajes y que debe llegar a hacer su
propia interpretación de la historia.
Esta historia se desarrolla en
la Indochina francesa (actual Vietnam) y nos muestra una familia disfuncional
con carencias afectivas y de comunicación. La madre es viuda y ha perdido los
ahorros de veinte años de trabajo en una tierra que no vale nada. Tiene que
enfrentarse sola a la crianza de sus 3 hijos adolescentes y de un joven
campesino que recogió cuando se quedó huérfano, llamado Thanh. El hermano
mayor, fumador asiduo de opio, acosa al menor y esa situación de violencia
repercute en las relaciones familiares. La madre no es capaz de enfrentarse a
esa situación y ampara al drogadicto. La niña inicia una relación sexual con el
hijo de un comerciante chino que casi le dobla la edad. Descubre el deseo y el
placer, pero esta relación en principio puramente sexual no está exenta de
interés. El amante chino le ayuda económicamente con las deudas de su familia.
El amor del amante chino no puede llegar a su culminación con el matrimonio,
como es su deseo; las conveniencias sociales (pertenecen a distintas clases
sociales, superioridad de la raza blanca con respecto a los chinos) y la
oposición rotunda de su familia se lo impedirán. La niña volverá a Francia
dando fin a tan desgarradora historia de amor.
El primer planteamiento que se
hizo el grupo es precisamente el de la moralidad. Una lectora nos apunta que
“la moral del personaje de La niña es su propia libertad”, otros dicen que “le
da igual todo: las conveniencias sociales, pasa por encima de las enseñanzas de
su propia madre”, otros que “sigue sus instintos”. Se cuestiona su inocencia,
su amor por el chino y su inconsciencia. ¿Es consciente de su libertad o se
siente atrapada en un mundo de miseria? Las relaciones incestuosas con el
segundo de los hermanos y sus aproximaciones homosexuales con su mejor amiga
Hélène Lagonelle dan al personaje un aspecto transgresor, largamente discutido.
La languidez del relato y de los propios personajes, de clara influencia
vietnamita, marcan un ritmo a la narración, digno de ser mencionado. En los
años treinta, en las colonias francesas imperaba una laxitud que no existía en
Francia. Hemos destacado la ausencia de horarios en la pensión donde se aloja
La niña y la tolerancia hacia las
drogas y el alcohol. La música también sitúa el relato en su contexto y
adquiere cierta importancia en la novela.
Otro personaje bastante
polémico es el de la madre. Algunos de nuestras lectoras se compadecen de ella,
conmovidas por su vulnerabilidad y su amor incondicional hacia ese hijo que
sería “carne de cañón”. Otros criticaron su falta de objetividad y del abandono
de sus otros hijos. La ven como una loca fracasada. ¿Cómo una mujer que había
sido institutriz pudo llegar a tal degradación tolerando que su hija se
prostituyera? Aquí de nuevo la moral y la ética están en juego y cada uno
defendió su tesis.
En esta novela, según apuntó
una de nuestras lectoras, las mujeres no salen bien paradas. Las que pertenecen
a una escala social baja, como es el caso de La niña, no tienen escapatoria, o
se convierten en prostitutas (el caso de una de las alumnas del liceo) o
cuidarán a los leprosos. Nuestra protagonista se trasladará a Francia para
poder seguir sus estudios, ¿quizás en busca de una vida mejor?
El personaje del amante chino
está tratado de distinto modo que en la película de J. Jeacques Annaud. Nos
dice una lectora que el amante parece mucho más enamorado en el libro que en la
película. ¿Quizá, por esta razón, la autora quiso reescribir la misma historia
por segunda vez? El amante chino es un hombre atractivo, encantador, sensible y
buen conversador. Está dispuesto a conocer a la familia de ella, a pesar de sus
diferencias sociales y raciales, dispuesto a ayudarla en todo lo que pueda.
¿Quizá sea su manera de compensarla por ese amor sin futuro y fuera de toda
norma? Sin embargo, en un momento de desesperación, piensa en quitarle la vida,
aunque sea solo un pensamiento.
Las escenas de sexo entre los
amantes son tórridas y detalladas. El placer está estrechamente ligado al dolor
(dolor físico en la primera relación, dolor de un amor imposible). Las escenas
incestuosas, al ser contada en primera persona por una niña de quince años, no
son percibidas como algo prohibido, ni pecaminoso, sino más bien un signo de
afecto y amor contado con toda naturalidad.
“Es una situación de adulto vista con ojos infantiles”, nos apunta una
lectora con mucho acierto.
Finalmente, nos detuvimos en
las intenciones de la autora al referir su historia familiar. No se tratan de
memorias al uso, sino de un proceso catártico para poner en claro todo su
pasado y sobretodo, denunciar la injusticia que tuvieron que soportar, ella y
toda su familia, al ser engañados por el catastro francés, vendiéndoles a buen
precio unas tierras que no valían nada (Este tema lo trató en “Un dique contra
el pacífico”).
Pero, no lo olviden la próxima
cita será después de Semana Santa, el 25 de abril a las 18:00 horas con Villa
Amalia de Pascal Quignard.
¡Felices Pascuas!
Mercedes Ruiz Ríos
(coordinadora del Club de Lectura en francés)
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