El club “Manantial” comenta “El club de la buena estrella” de Amy Tan
Afortunadamente esta novela incluía un listado con los
nombres de las ocho mujeres protagonistas, y al mismo tiempo narradoras, de las
historias que el libro contenía.
Allí estaban, antes de entrar en la narración, a un lado las
madres y al otro las hijas, todas ellas con esos largos y complicados nombres
de los que se quejó la mayoría de los lectores del grupo.
Así entramos en materia,
hablando de lo complicado de seguir la trama, comentando si la novela de
Amy Tan había sido seriamente planificada o si aquel aparente desorden
narrativo, sin un claro hilo conductor,
respondía a alguna estrategia de la autora.
Sin embargo, ningún lector necesito ni plano ni brújula para
recorrer y sentir palmo a palmo el mapa sentimental y emocional de estas
historias.
“Frases que te golpean el alma” decía Beli. Algunas fueron
leídas en voz alta, al igual que determinados párrafos que los integrantes del
grupo habían seleccionado como si estuviésemos degustando muestras de un
delicioso menú.
Repasando la temática, se concluyó que más allá de los
choques culturales, el sueño americano, las antiguas culturas orientales, había
un tema estrella: La relación madre-hija.
Alguien del grupo comentó que conforme nos hacíamos mayores
nos íbamos acercando más a nuestros padres, no sólo en parecidos físicos,
también porque llegamos a comprenderlos y entender sus razones, y es
precisamente esto lo que sucede a las hijas protagonistas de estas historias,
que bien porque van sabiendo más de las vidas de sus madres o porque van
alcanzando las edades que ellas tenían,
empiezan a dar sentido a cosas que antes no lo tuvieron.
El sector masculino
del grupo comentó, que si bien habían disfrutado de esta lectura,
consideraban que era un libro especialmente escrito para mujeres y que la
mayoría de los personajes masculinos que aparecían no salían bien parados.
La reunión concluyó mencionando aquellas historias que más nos gustaron: la
de la niña que cae del barco, la de la mujer que muere envenenada, la de la
niña que competía en partidas de ajedrez, la de la madre que se ve obligada a
abandonar a sus dos niñas pequeñas, la de la niña que montaba en bici, la que
tocaba el piano, la del reencuentro de aquellas familias separadas en China.
Por último, Mari Carmen Casanova leyó las hermosas palabras
que había escrito en nuestro cuaderno viajero y el grupo se despidió con el
libro de Alice Munro “Mi vida querida” bajo el brazo, que será comentado en
enero, el primer libro que leamos juntos en el 2015, un año que deseamos venga
cargado de buenas lecturas.
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