Club de Lectura Manantial comenta "El jardín de los cerezos" de Chejov




La época que le tocó vivir a Chejov (1860-1904) fue una época de cambios, él mismo, nieto de un siervo campesino consigue, no sin muchísimo esfuerzo- “en mi infancia, yo no tuve infancia”- llegar a ser médico y escritor. La situación social mantenida en Rusia durante siglos comienza a tambalearse y el proletariado reclama el poder.
La edición que hemos comentado es una edición crítica que engloba otras obras dramáticas del autor ruso y que va precedida de una excelente introducción de unas cien páginas que merece ser leída ya que nos introduce no sólo en la vida del autor, sino en el interesante contexto histórico de aquel apasionante periodo de la historia rusa.
“El jardín de los cerezos” fue estrenada el mismo año en que murió Chejov, 1904, desde la primera traducción de esta obra se viene arrastrando un error de traducción ya que no se trataba de un jardín, sino de un huerto de grandes dimensiones, una superficie de mil hectáreas, según cálculos de Lopajin en el primer acto. Por otra parte, no son cerezos, sino guindos.
El tema de la obra se centra en el inminente embargo que amenaza a esta propiedad por impagos de sus propietarios, una familia adinerada y enquistada en la antigua usanza. Ello da pie a mostrar las distintas actitudes que los personajes de la obra adoptan ante el problema, desde las soluciones prácticas de Lopajin, comerciante y antiguo empleado de la familia, hasta la dejadez y falta de resolución de Ranevskaia y Gajev, los dos hermanos propietarios.
Esta obra ha resultado un tanto compleja para algunos miembros de este club, llegando una vez más a la conclusión de que el teatro leído pierde mucho y no tiene nada que ver con la representación de la obra.
Mientras que a algunos la obra les resultó divertida, para otros no dejó de ser algo que rozaba el género de lo absurdo.
Ante ello, decididitos que lo mejor sería repartirnos los personajes y leer en voz alta el primer acto.
La obra leída en voz alta y con mucho empeño por parte de los improvisados actores, ayudó bastante a su comprensión y a poner sobre la mesa algunos temas latentes.
  • El poder de la nueva clase emergente, en este punto, aunque salvando las distancias, fue inevitable un recuerdo para “El gatopardo”. En la obra, el comerciante Lopajin representa esta clase emergente, que ante la amenaza de embargo que se cierne sobre la propiedad, ve la oportunidad de parcelarla para su venta ya que en aquella época se inician “las dachas” o parcelas rústicas y la gente de la ciudad busca disponer de su pequeña parcela con casita en el campo.
  • La irresolución y falta total de sentido práctico de la clase alta que va perdiendo impasiblemente sus propiedades, una clase que desconoce del valor real de las cosas materiales, casi l desprecia, y que no afronta los problemas, permaneciendo sumida en recuerdos antiguos.
  • El sentido del humor cuando aparecen personajes tan extravagantes como Trofimov, el eterno estudiante.
  • La falsa moral de unos personajes aparentemente desprendidos y que no dan valor al dinero, pero que en realidad no pueden pasar sin sus lujos, así en cuanto que el huerto es vendido se olvidan de nostalgias y sentimentalismos y corren dinero en mano.
  • La falta de entendimiento entre las dos clases sociales representadas, es como si hablasen lenguajes diferentes.
  • Uno de los personajes más comentados fue Lopajin, que lleva el peso de la trama, sus discursos para convencer a la propietaria de la finca caen en saco roto, a pesar de que le pone en bandeja la solución beneficiosa, ella la rechaza, (demasiado molestoso). Terminará por ser él quien la compre y al final de la obra los guindos caen bajo las hachas.
  • Otros personajes objetos de comentarios fueron el viejo criado Firs, al que todos acaban olvidando y al joven lacayo Yasha, que representa la pillería y desvergüenza de algunos jóvenes que ya no creen en los antiguos valores.

Antes de terminar la sesión, la coordinadora recomienda a los miembros del grupo que, si tienen oportunidad, lean los cuentos de Chejov ya que son piezas maestras de este género.
El club se despide leyendo el inicio de la siguiente obra a leer: “Los buscadores de conchas” de Rosamund Pilcher. La próxima reunión para el día 11 de Noviembre.



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