¿Una familia bien avenida?



Los Rolirepa leen Los Buscadores de Conchas de Rosamunde Pilcher (8 de octubre de 2014)

Las reminiscencias inglesas, con su cultura y la forma de ser de su gente, vuelven a marcar  el inicio de una nueva temporada para Los Rolirepa en el curso en el que vamos a conmemorar nuestro quinto aniversario como club de lectura.  Si el año pasado fue Kate Morton con La casa Riverton la que inauguró curso, este año le ha tocado a Rosamunde Pilcher con Los Buscadores de conchas.
Dos mujeres y una similar forma de hacer literatura que engancha a los integrantes del club, un grupo eminentemente femenino, reforzándose esta oligarquía con la llegada de dos nuevas mujeres al club, Pilar e Isabel, a las que recibimos con los brazos abiertos y con ganas de que se adapten rápido, aunque creo que ya lo han hecho, a esta pequeña familia de lectura.
Con el recuerdo lejano de los cuentos de Alice Munro a través de la lectura del acta de la última reunión antes del verano de la mano de Antonia Mesa, nos sumergimos en un mundo de relaciones familiares que ha gustado mucho a todos los presentes y que ha generado un interesante debate en torno al apego, o falta del mismo, que tenía Penélope Keeling, la protagonista del libro, con sus hijos.
Una vida marcada por un fracaso sentimental en la juventud con embarazo deseado o no; los supuestos intereses económicos  de los hijos hacia su madre por el legado cultural de su abuelo, un afamado pintor del pasado en alza; o el hecho de que si la familia se elige, con aquellas personas a las que realmente quieres o tienes afecto, o te la imponen; fueron algunas de las ideas que flotaron durante la hora y media de reunión que estuvo endulzada con el sabor suave del té y el toque esponjoso de un rico bizcocho, cortesía de Antonia Jiménez.
Aunque Rosamunde centra su historia en la Gran Bretaña, la familia que reluce en Los Buscadores de Concha no es lejana o extraña a la que podemos encontrar en nuestro propio país, región o provincia y, como era de esperar, salió a relucir a lo largo del encuentro. Hijos que sólo quieren a sus progenitores por el interés y padres que saben devolverle la moneda, dándole donde más les duele. Todo ello aderezado con alguna bonita historia de amor, demasiado edulcorada para alguna  de las integrantes, o con algunos giros de guión previsibles o de fácil resolución.
En cuanto al estilo, la prosa de Pilcher  ha resultado de fácil lectura y ha enganchado a más de uno y una durante el mes que hemos compartido con ella. Aunque también los ha habido que no han tenido tiempo suficiente para alcanzar el final del libro, a pesar de estar disfrutando con sus aventuras y desventuras.
Las familias y las relaciones intergeneracionales no las dejamos de lado al cerrar Los Buscadores de Conchas, ya que ahora nos toca abrir El Club de la Buena Estrella, en el que Amy Tan también explora la vida de cuatro mujeres y sus respectivas madres a través de la cultura china.

Fran Ricardo (Coordinador del Club)


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