El club “Manantial” comenta “La joven de la perla” de Tracy Chevalier
“Tenía el pelo largo e
indómito. Cuando me lo dejaba sin cubrir parecía que pertenecía a otra Griet,
una Griet que iría a un callejón sola con un hombre y que no era ni tan
tranquila ni tan callada ni tan limpia”.
Una lectora de este grupo nos ha confesado que cada vez que
lee una novela con la que disfruta es porque de alguna manera se siente
identificada con la protagonista, le pasó con la Penélope de “Los buscadores de
conchas” y ahora le ha vuelto a pasar con la Griet de “La joven de la perla”
-Soy Griet, ya no soy Penélope- diciendo esto entró en la
sala de reuniones, provista de unos
pendientes de perlas y dos pañuelos, uno azul y otro amarillo, para colocarse
el tocado.
La sesión transcurrió amena, chispeante, llena de
comentarios ingeniosos y a veces profundos sobre el libro, la época y la
pintura de Vermeer, no sólo por poder contar con Griet como invitada, ni por la
exquisita tarta de cumpleaños de Mari Carmen Casanova, ni por los libros de
pintura sobre Vermeer que aportó la coordinadora, sino porque este grupo está
muy consolidado y los lazos de amistad se notan y se traducen en una complicidad
que permite que el debate y los diálogos
fluyan sin rigidez en un marco de absoluta confianza.
Así, se habló de
callejones y de lo que en ellos sucede y se discutió apasionadamente sobre el
tipo de relación que mantenía la joven criada con el pintor ¿Qué sentían el uno
por el otro? Si él la utilizó sólo para sus fines, si ella sentía amor o sólo
admiración, ¿Por qué le regaló las perlas? ¿Por qué no la defendió y permitió
que la echaran? ¿Por qué ella se entrega
desesperadamente al hijo del carnicero? Nos encontramos con tantas
interpretaciones como miradas.
-los pintores son seres especiales a los que nunca llegarás
a conocer- comentaba una lectora, ello da pie a un debate sobre los artistas.
Los que no han quedado satisfechos con esta lectura comentan
que a la narración le falta pasión, los defensores hablan de una pasión contenida.
Se da un repaso a los personajes secundarios, Los padres de
Griet, sus hermanos, la mujer de Vermeer, la suegra, verdadera matriarca de la
casa que hacía y deshacía, las otras criadas y el odioso Van Ruijven.
Alguien comenta que Griet es demasiado lista y sensata para
su edad, Isabel confiesa que ella también trabajó de criada muy joven, a los
catorce años, y que la necesidad obliga,
nos lee un pasaje en el que se van enumerando las numerosas tareas que a lo
largo del día desarrollaba en la casa la protagonista.
La reunión termina con la lectura del cuaderno viajero por
parte de Mari Carmen Casanova y con la lectura de la reseña del próximo libro:
Brooklyn Follies de Paul Auster, que comentaremos el 9 de junio, última reunión
de esta temporada.
Carmen Gómez (Coordinadora del club)
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