La Fontana de Oro



Con el propósito de contemplar la lectura de algunos clásicos en la andadura de este club, nos acercamos a la primera novela de Benito Pérez Galdós con el respeto y los temores que infunden los libros antiguos.
Respeto a las obras consideradas maestras, temor por no llegar a contactar con la ideología, contexto y usos de la escritura de aquella época.
A pesar de las extensas descripciones, o tal vez por eso, la mayoría de los integrantes de este grupo disfrutaron dejándose conducir por un Madrid dieciochesco que se debatía políticamente entre conservadores y liberales y en el que la política se hacía en las calles y en los cafés.
Confesaba una lectora que la lectura de la obra la había llevado a documentarse sobre la época y leer sobre ese periodo en el que Fernando VII propiciaba los motines para manipular a las masas a favor de sus intereses.
La historia folletinesca de Clara y sus pretendientes no acaba de convencer a algunos ya que está cargada de situaciones muy repetidas en dramas de la época, - - huérfana pobre de la que todos intentan aprovecharse- , sin embargo sirve de hilo conductor a la trama aportando cierto interés a la lectura por averiguar cuál sería el desenlace.
-¿Tan ingenua y fácil de manipular era la sociedad de entonces?- comenta otra lectora ¿Realmente pesaban tanto la moral y los prejuicios?
El grupo comenta distintos episodios de la novela en los que ello se pone de manifiesto.
Se alaba la capacidad de Galdós para retratar a sus personajes, sobre todo a los malvados, de manera satírica y conseguir llevarlos a los extremos para mostrar su verdadera cara oculta. Todos coincidimos en que realmente en donde más se luce y muestra sus artes de escritor es en los  personajes malvados.
Los lectores no pasan por alto la nefasta figura de Fernando VII, la crítica a la monarquía borbónica es patente.

Pero también hay lectores del grupo a los que Galdós no ha conseguido entusiasmar, una lectora comenta: -No me ha enganchado, creo que los personajes no son reales y que Galdós habla de la pobreza con una falta de conocimiento total- En lo que todos sí coincidimos es en que Galdós es un enamorado de las calles y Plazas de Madrid, describiendo como nadie un paisaje urbano que nos traslada y nos hace añorar tanto una ciudad que nos dan ganas de coger un tren y volver a pasear por sus calles realizando cualquiera de los itinerarios que el autor propone en su novela. 

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