El club Zenobia comenta...
De nuevo abordamos una novela en la que el narrador es un
niño, ya hemos tenido varias experiencias de narradores infantiles en “El
palomo cojo”, “La ladrona de libros” “Paraíso inhabitado” “El niño del pijama
de rayas”, en estos casos siempre ha
surgido la polémica acerca de si se trata de un narrador creíble o no desde el
punto de vista del lenguaje utilizado y de los planteamientos, reflexiones y
comportamiento en la historia.
En esta novela nuestro protagonista y narrador es Jamie, un niño de diez años que marcha con
su padre, su hermana y su gato a vivir a las afueras de Londres. Han pasado
cinco años desde la muerte de su hermana Rose, la gemela de Jasmine, en un
atentado terrorista islámico en Londres. Sus padres no han conseguido superar
el dolor y se han separado.
Los lectores de este grupo consideran que el narrador es muy
creíble ya que siente y se expresa como un niño, algunas abuelas del grupo comentan
que la narración les ha hecho pensar en sus nietos.
Pero si todos consideran que Jamie es un personaje
convincente, no sucede lo mismo con la madre, ese personaje que sólo aparece al
final y que sin embargo se encuentra tan presente en toda la novela, es el
fantasma al que vuelan los recuerdos y las esperanzas de Jamie, un niño
abandonado. Precisamente es el abandono la cuestión en la que se centra el
debate sobre el personaje de la madre pues algunas lectoras consideran que es
imposible que una madre pueda tener un comportamiento así.
Una vez más la realidad acaba imponiéndose cuando se
comparten experiencias de casos de abandonos cercanos y conocidos, y se concluye con la reflexión de que no
todas las mujeres están dispuestas a asumir los sacrificios de la maternidad y
algunas se equivocan al decidir tener hijos.
Coincidimos casi todos en que el mensaje positivo que nos
deja el libro es el de saber decir adiós y asumir las pérdidas, tal vez sea el
personaje del padre el que más se aferre al recuerdo de esa hija muerta y se
niegue el disfrute del presente, por ello lleva posponiendo cinco años el
esparcimiento de las cenizas de su hija que reposan sobre la chimenea.
El libro también habla de madurez y desarrollo personal,
siendo Jasmine la que representa más que ninguno estos valores pues se ve
obligada a hacer de madre de su hermano pequeño y a cuidarlo y protegerlo.
El racismo es otro tema latente y en este caso va vinculado
a la amenaza del mundo islámico, precisamente ahora, a pocos días de los atentados
de París, este tema está de plena actualidad de nuevo. Se pone en evidencia la
ignorancia como aliada del miedo, el personaje de la niña Sonja sufre las
consecuencias de ello en el acoso escolar y el desprecio que viene sufriendo
por ser musulmana.
Por último hay que hablar también de Roger, el gato, el
mejor amigo del niño y el único que permanece fiel a todos en la casa y
aparentemente ajeno al dolor que los envuelve. Su muerte servirá, entre otras
cosas, para que Jamie pueda llorar por
fin.
Carmen Gómez (coordinadora)
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